Por Raquel Ruiz
Desde niña tiene conversaciones con Dios. No recuerda exactamente que le decía, pero el sábado 30 de julio, antes de su debut profesional, Sulem Urbina, de 26 años, le pidió protección para salir ilesa de la contienda y le dio las gracias por darle la oportunidad de cumplir su sueño.
En el camerino se arrodilló minutos antes de salir al escenario en donde luces de colores y el ruido de por lo menos cinco mil personas reunidas en el auditorio municipal de Tijuana, esperaban la pelea coestelar de Box Azteca, que ella protagonizaba enfrentando a Eloisa Martinez en peso pluma.
Urbina vistió su color favorito, verde limón. Lo combinó con gris en tela de satín en un par de shorts cortos y chamarra que ella diseñó y una de sus seguidoras en Phoenix, Lucia Anaya confeccionó. En su vestuario se destacaba en alto relieve el homenaje que la boxeadora hace a su hermano Alexis Urbina, asesinado hace tres años.
#ForYouAlexis es la frase que como un tatuaje lleva Urbina en el corazón y ahora estampa en su ropa.
El sábado cuando saludó al público luego que el maestro de ceremonia dijera su nombre, Urbina tímida elevó su mano. Ella sabía que no sólo la veían las personas del recinto, pero miles de televidentes que siguen cada sábado las carteleras de boxeo por Azteca 7, La Casa del Boxeo.
Quería dar lo mejor de ella, como siempre hace; por ello se preparó a cabalidad por varios meses con su entrenador y esposo Andrew Soto. Pese a los nervios y la presión fue encontrando su ritmo, soltando sus brazos y fintando a su oponente. En los cuatro rounds llegó al cuerpo y la cara de su contendora, quien también respondió con algunos buenos golpes.
De su cuerpo sin un solo gramo de grasa, su jab y gancho de izquierda salió y aterrizó varias veces en la cara de Martínez, pero fue la derecha la que tal vez en la noche histórica para la boxeadora sonorense, criada en Arizona, le dio los mejores golpes al cuerpo.
Cuando el juez le levantó la mano al final del combate televisado, Urbina se le veía todavía un poco en shock. Bajo del cuadrilátero y fue el maestro de maestros del boxeo mexicano, Julio Cesar Chávez quien la detuvo antes de su entrevista con Azteca TV.
“Me felicitó por el triunfo y me dijo que le gustaría trabajar conmigo y mostrarme algunas cosas para mejorar”, dijo Urbina en el camerino después de la pelea a un grupo de amigos, periodistas, documentarista y a su profesora de tercer grado de primaria quien fue a verla desde Los Ángeles.
“Estoy muy orgullosa de ella y es para mi un honor ver a mi estudiante cumplir el sueño que tenía desde hace 17 años”, dijo Gabi Evia Ryan, quien se reencontró con Urbina a través de Facebook.
Media hora después de su pelea y de querer analizar lo que sucedió en el tinglado, Urbina comenzó a relajarse y la sonrisa del triunfo a dibujarse en su cara. Su esposo la abrazó y besó con inmensa ternura, los niños de su gimnasio Knockout Boxing Club, la felicitaron y su profesora la abrazó con la complicidad de una hermana mayor quien comparte la gloria.
Urbina terminó su carrera amateur hace cuatro meses, firmó la profesional con Zanfer Boxing hace dos y la mayoría de sus combates serán televisados.
“Prometo que seguiré entrenando muy fuerte y cada vez seré mejor”, dijo Urbina.
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